Musulmanes de A Coruña

Musulmanes de A Coruña
"Ninguno de vosotros cree, hasta que quiera para su hermano, lo que quiere para sí mismo"

domingo, 31 de marzo de 2013

Mecca, centro del mundo demostrado científicamente


   Hoy os voy a poner un vídeo. No soy muy partidartio de utilizar la ciencia como instrumento de demostración de cosas trascendentales pues es inadecuado utilizar datos físicos para hablar de cuestiones metafísicas: son cosas de órdenes diferentes. Por otra parte, lo conocido actualmente como "ciencia" por la mayor parte de la población poco tiene que ver con la ciencia que estudian los especialistas y sus respectivas ramas: la divulgación hace que lo que a menudo se presenta como "ciencia" sea algo muy vulgar y muchas veces incorrecto.

   Dicho esto, y aunque insisto, la ciencia como demostración del Islam no me gusta nada, ni me llena, ni creo que sea algo que aumente la certeza interior y exterior de la Realidad de la existencia, vaya casi incluso contra mi naturaleza interior, a mucha gente le ha servido para aproximarse al Islam, a muchísima en el mundo occidental. Entonces, como este no es un blog personalista sino que busca mostrar al Islam en todas sus dimensiones, de ahora en adelante mostraré ciertas cosas relacionadas con la ciencia.

   Por otro lado, debido a la manipulación mediática que muestra al Islam de una forma contraria a lo que es en realidad, creo conveniente dar a entender que el Islam ha evolucionado el pensamiento humano como ninguna otra  religión (con mucha diferencia) y que dentro del Islam, del Coran, de la sunna, hay cosas maravillosas que sorprenderán a todos los lectores, a nivel científico: lejos de ser una "religión"  de individuos uniformados de negro, barbudos supersticiosos y machistas que creen que la Tierra es plana (lo que se trata de comunicar directa o subliminalmente en muchas ocasiones), os sorprenderá encontrar cosas que fueron dichas y escritas en el siglo siete:

   - Las fases de creación de un feto en el vientre materno.
   - La formación del universo.
   - Las ciclo del agua.
   - Las capas atmosféricas.
   - Las partes del cerebro humano.
   - La composición interna de ciertas especies. (Hormigas, abejas...).
   - La redondez y rotación de la Tierra, centralidad del sol...

Esto solamente son cosas que recuerdo en este momento y solo de Corán, nos faltarían muchísimas más y en muchísimos hadices además de los sabios de la umma, no sólo científicos experimentales sino gente que accede al Conocimeinto por desvelamiento interior.

   Todo esto también lo iremos viendo. Ahora estamos en la Mecca y para que os introduzcáis a algo de estas cosas, os dejo un vídeo. Cómo todos sabéis, en la naturaleza existe un número, el número de la perfección: el número áureo que corresponde al 1,618033... y que aparece en toda la naturaleza. Si buscamos qué lugar del mundo ocupa este número en un mapa, corroborable en google maps, aparece la Mecca. Aquí os dejo el vídeo donde se demuestra, espero que lo disfrutéis, un saludo:

jueves, 28 de marzo de 2013

La fiesta del codero


EID MUBARAK, o fiesta bendecida, pues el ser humano ha vencido a su ego y el sacrificio humano ha desaparecido de raíz del hecho religioso, he hecho nunca formó parte de él. El sacrificio es interior y es lo peor que hay en nosotros. Una vez vencido, queda la celebración.
 

Mucha gente no comprende el sentido de esta fiesta.

Hay que comprender que el sacrificio ordenado a Abraham fue verdad y fue llevado a cabo: fue en su interior y no un asesinato a otro ser humano, tal y como explica el Corán muy claramente:

   "Le llamamos: ¡Oh, Abraham! Has realizado tu visión. Y por cierto que así retribuimos a los benefactores. En verdad, esta es una verdadera prueba.
     Y lo rescatamos [a su hijo], ordenando a Abraham que sacrificara en su lugar un animal e hiciera una gran ofrenda.  

    Y dejamos su historia [la de Abraham] para la posteridad, para que cuando Abraham sea recordado entre Mis criaturas, digan: ¡La paz sea con Abraham!"
(Corán capítulo 37).


   Allah nos muestra aqui medante Abraham que la realidad tiene un aspecto externo y un aspecto interno, y que no siempre nuestra inteligencia percibe con trasparencia la realidad de ambos (de lo interno y de lo externo). Pero él confió en Allah y siguió adelante. Quedó confirmado que Ibraham era hanif: buscaba sinceramente a Dios siguiendo a su corazón y apartándose de los ídolos, y que habría de fundar un templo -la Kaaba- y que lo levantaría con sus manos, ayudado por su hijo, y que el creyente es humilde y entregado. No sólo no murió su hijo, sino que con ese hijo Ismail) reconstruyó la kaaba y de su descendencia nació el Profeta Muhammad (Paz y Bendiciones sean con él).

   En su lugar se sacrificó un cordero. Mucha gente sé que se pregunta, ¿por que los musulmanes matan a un animal? La respuesta define a la perfección lo que es el Islam:

   El Islam llama al ser humano a lo Verdadero, a que rompa con sus falsos "dioses" y lo llama la realidad. Y la realidad es que el hombre necesita alimentar su espíritu, pero también su cuerpo. El serr humano come de la Tierra, de sus animales, plantas, agua...

   La comida no la crea el supermercado. La carne que comemos a diario viene de un animal: ese animal es matado para que los seres humanos coman. En esta fiesta, cada musulmán sacrifica un cordero y lo comparte, o lo da en beneficiencia. (Como vimos, el Corán manda sacricicar y "dar una gran ofrenda").

   Es una manera de educar en la realidad: de nuevo, la realidad se impone, para comer carne hay que matar a un animal y un musulmán debe matar con sus manos un animal y saber lo que se siente al quitar una vida: aprende valorar la comida, no despilfarrar, pues ha EXPERIMENTADO el quitar una vida. Se cita el Nombre de Allah y se da un corte en el cuello con lo que la muerte es instantánea, al revés que en la mayoría de mataderos actuales en mucísimas ocasiones.

  Bajo la apariencia de barbarie, la realidad es otra muy diferente, y el Islam no deja de danos lecciones acerca de los aspectos ocultos y evidentes de la realidad. Pero Allah hace ver las evidencas a quien Él quiere.

Maqam Ibrahimi o estación de Abraham, desde donde Abraham construyó la Kaaba con su hijo Ismail. Las huellas de Abraham quedaron marcadas a lo largo de las épocas y es un lugar de bendición y reflexión acerca de los Signos de la Realidad.

miércoles, 27 de marzo de 2013

La historia de Safa y Marwa





Para comprender esta parte de la peregrinación, es preciso conocer una antigua historia, que viene en el Corán y que ha sido malinterpretada en el mundo europeo.

Según fuentes no contrastadas, la primera esposa de Abraham, Sara, envidiaba a Hayar porque ella no había podido darle un hijo a su marido y quiso que Abraham se llevara a Hayar a las afueras.

Esto no era cierto sino que fue en realidad una calumnia contra Abraham y Sara porque Sara creyó en Dios y en su Mensajero Abraham cuando nadie le creía (exactamente igual como le pasará muchos siglos después al profeta Muhammad). Abandonó su patria y para expandir la religión de Dios; por eso, envidiar a alguien no puede ser una cualidad de una persona como ella. Además Sara había casado a Hayar con Abraham. ¿Cómo podía envidiar a la mujer que ella misma había casado con su marido para que le diera un hijo? ¿Quién podía obligar a Abraham a llevarse a Hayar a las afueras? Él no temía a nadie y no obedecía ninguna orden de nadie sino de Dios.

En realidad, Dios había mandado a Abraham que llevara a Hayar y su hijo Ismael a la Península Arábiga. Era una orden misteriosa: Dios quería que Ismael fuera un Profeta allí. En el futuro, Abraham y su hijo Ismael reconstruirían la Casa Sagrada, la Kaba.



Ismael es el padre de los árabes, como Israel lo es de los israelitas.

Por encima de todo, el Poder Divino quiso que el Profeta Muhammad fuera un descendiente de Ismael. El Profeta Muhammad, que sería el Señor del Universo, el Último Profeta, nacería en La Meca y Dios preparaba el terreno enviando a Ismael allí.

Un día, en plena Arabia, en pleno desierto, Abraham recibió la revelación que le obligaba a dejar a Hayar y a su hijo Ismael allí. Se marchó sin mirar atrás. Hayar corrió detrás de Abraham y le preguntó llorando:

— ¡Abraham! ¿Nos abandonarás aquí en el desierto? ¿A dónde vas?

Abraham no le respondió ni miró atrás. Andaba sin cesar. Hayar le preguntó otra vez pero Él no le respondió tampoco. Entonces, Hayar comprendió que era un orden de Dios porque Abraham nunca podía tratarla así. Hayar le preguntó:

— ¿Es una orden de Dios?
— Sí...

Hayar, que tenía un corazón lleno de fe en Dios, dijo:

— Si es una orden de Dios, sé que Él está con nosotros. Puedes irte tranquilo. ¡Dios nos protegerá aquí!

Abraham anduvo hasta desaparecer. Cuando llegó a un lugar en el que su familia no podía verlo, abrió las manos y suplicó a Dios:

"¡Señor Mío! ¡Alabado seas! ¡Ves y oyes todo en el Universo! He dejado a mi familia en un valle árido en el que no hay ni una hoja verde, cerca de Tu Casa Sagrada. ¡Seguro que Tú serás Aquél que les protegerá!"

En aquel entonces, la Kaba no había sido reconstruida todavía; entendemos que había algo secreto en la orden de dejarlos en el desierto. Ismael, que era solamente un niño, un día reconstruiría la Kaba con su padre. La Sabiduría Divina quiso que se instaurara la civilización y la Kaba en este valle y que los fieles se tornaran hacia la Kaba en los rezos diarios.

Abraham había dejado a su esposa Hayar y su hijo Ismael en un valle árido del desierto y regresó a su ciudad para llamar a la gente al recto camino otra vez. Hayar le dio el pecho a Ismael, hacía un calor agobiante y tenían mucha sed.

Días más tarde, el agua se había terminado. Hayar no pudo amamantar a su hijo. Se morían por conseguir una gota de agua y la comida se había terminado también. Ismael empezó a llorar por la sed. Entonces, Hayar le dejó y empezó a buscar agua en los alrededores. Anduvo hasta llegar a la duna de Safa.

Subió a la duna y miró en todas direcciones para ver si había un pozo, una caravana de personas o un ser humano. Pero eso no le valió de nada. El horizonte estaba lleno de un silencio agobiante y hacía un calor abrasador.

Sin perder tiempo, bajó a la duna de Safa y empezó a correr por el valle como si estuviera agotada ya en el límite de sus fuerzas. Quería llegar a la duna de Marwa que estaba frente a la duna de Safa. Allí miró sobre la duna al horizonte pero no pudo ver nada sino el vacío... Se quedó allí sin encontrar remedio y regresó al lugar en el que había dejado a Ismael; cuando lo encontró llorando de sed y hambre, una desazón angustiante le sobrevino a la agotada madre. Entonces, empezó a correr hacia la duna de Safa otra vez; miró hacia el horizonte. Bajó de Safa y subió a Marwa de nuevo. Miró a los alrededores otra vez...

Fue y regresó siete veces desde la duna de Safa hasta la de Marwa. Entretanto, las dos dunas observaban las idas y venidas de Hayar entre las abrasadoras arenas del desierto. Es por este motivo que desde entonces las siete idas y venidas de Hayar entre Safa y Marwa quedaron establecidas como un rito en la peregrinación a La Meca para que recordaran a Hayar y a su hijo, el Profeta Ismael.

Hayar estaba muy cansada y exhausta; se quedó sin recursos a los que acogerse y regresó con Ismael.

Cayó desplomada al lado de su hijo.



Es obvio que la Misericordia Divina que rodea a todas las criaturas no permitiría que murieran. Nadie puede soportar una situación así, ¿cómo podía soportarla Dios? Nuestro Señor es El que hace posible todos los imposibles.

Ismael dio un golpe a la tierra y de repente empezó a brotar agua... Salía agua desde lo más profundo de las arenas... Manaba la vida desde el interior de la tierra muerta. Era el agua de Zamzam. Fue suficiente para la madre y su hijo, y bebieron agua hasta saciarse. Las arenas se saciaron de agua también. Hayar bebía grandes sorbos de agua y hacía a Ismael beber y daba gracias a Dios el Misericordioso, el Compasivo y el Todopoderoso que no les había dejado solos en el desierto.



Gracias al agua empezó una nueva vida en el desierto porque allí el agua era sinónimo de vida. Vino mucha gente y se asentó en los alrededores del oasis que había creado el agua. Así, se puso allí la primera piedra de una nueva civilización. Entretanto, Ismael crecía en esta sociedad y Dios lo preparaba para ser un Profeta. Le enseñaba la dignidad profética. Tras muchos años, Abraham les visitó. Abraham quería mucho a su hijo pero para él su amor hacia éste sería una prueba.

Pero eso ya es otra historia. De aquí, sacamos tres conclusiones:


1.- Safa y Marwa, y la tradición de ir de un lado al otro haciendo duaa (éxtasis en la necesidad de algo de Allah que te induce a pedir bien por ti y por los demás) es un rito que proviene de Hayar, una mujer, la esposa de Abraham, y de nuevo el profeta Muhammad viene a RECUPERAR la verdadera "religión" eterna, El Islam o entrega y abandono en Allah, perfectamente reflejado en esta historia.

2.- El pozo del Zam-Zam en la Meca, aparecido de forma milagrosa en medio del desierto más profundo del mundo, es un tipo de agua única en el planeta Tierra y tras haber sido analizada científicamente, no ha sido encontrada un agua más pura.

3.- Cuando la desesperación es grande y estás en un problema, y vuelves tu rostro hacia Su Rostro y elevas tus manos al cielo y tu corazón se conecta con su Poder, el duaa es realmente efectivo. Este capítulo es una verdadera enseñanza de lo que es el ISLAM con todas las letras y en su más profundo significado.

Como consecuencia, tenemos el rito de Safa y Marwa, recuperado por el Profeta siglos después de Abraham, en recuerdo de Hayar y de la esperanza en la vida de Ismael, que a la larga será la semilla del mensajero final, el sello de los profetas: Muhammad (Paz y Bendicones), quien recuperó el recuerdo de Hayar.

Safa y Marwa, en la actualidad

martes, 26 de marzo de 2013

Las partes del Hayy




Hemos visto el sentido del giro en la ciudad de la Mecca.

El resto del Hayy se realiza en Árafat, que es la montaña donde el primer ser humano y Profeta (Adam) se encontró con su mujer, y de esta manera la humanidad se encontró a sí misma. También fue aquí donde el Profeta dio su última enseñanza (jutba). Es un lugar de recuerdo, y proximidad con Allah.

Una parte del monte Arafat
Otra parte del monte Arafat
 

Peregrinos de camino a Arafat

 
    También hay que dirigirse a Mina, lugar donde el peregrino sacrifica su ego simbolizado a través del lanzamiento de las piedras contra Shaitan. Justo en este sitio, que vemos en la fotografía de abajo, fue donde, paralelamente con el peregrino actual, Abraham sacrificó el excesivo amor hacia algo del mundo (concretado en el amor a su familia) cuando Allah le ordenó "matar a su hijo" y cuando lo iba a matar, le ordenó no hacerlo. Así, lo que Abraham mató fue el excesivo amor por algo que no era Allah, que le impedía ver la Verdad). Esto simboliza el rechazo a los pseudo-"dioses" (tagut) y el afirmamiento en Allah.
     

Estas tres representaciones reciben las piedras de los peregrinos, pues son los sitios donde Shaitan trató de confundir a Abraham sobre Allah y sobre su hijo. Quiso hacerle ver que las órdenes de Allah eran malas aunque realmente Abraham desconocía el interior (la sabiduría no visible) de las mismas, como finalmente salió a la luz.

 


Finalmente se regresa a la Mecca para la circunvalación de despedida.


 

lunes, 25 de marzo de 2013

Mecca y el sentido del giro



En Mecca miles de personas circunvalan la Kaaba. Esto es una manera de simbolizar que la existencia del ser humano y del universo giran alrededor de la orden de Allah.

"Él es quien creó la noche y el día, el sol y la luna, cada una en su órbita" (Corán 21,33).

El Universo depende de la revolución: la Tierra gira alrededor del Sol, los planetas alrededor del Sistema Solar (éstos con sus lunas que también giran en su órbita), el Sistema Solar gira alrededor de nuestra galaxia (que tiene 130 billónes de estrellas), las galaxias giran alrededor de un centro que solo Allah conoce.

Lo mismo ocurre a nivel atómico: un átomo es menor que una millonésima de mm. Alrededor del átomo giran electrones que describen órbitas.

 Y como toda la materia (sólida, líquida y gaseosa) está constituída por átomos, esta ley (revolución) se aplica a todo: galaxias, estrellas, planetas, lunas, animales, plantas, mar, aire… También las células (el citoplasma celular gira en torno al núcleo). Todos estos movimientos orbitales se realizan en el sentido contrario a las agujas del reloj.

La revolución pues, es una ley cósmica.

Circunvalar la Kaaba (que también se realiza al contrario de las agujas del reloj) es parte de lo que la Ley islámica ordena hacer en la peregrinación (Hayy). El peregrino circunvala como si fuera un cuerpo celestial alrededor de otro más grande. Esto quiere decir que existe un factor común entre la voluntad del circunvalador de la Kaaba y la ley cósmica antes citada.

Lo cual demuestra que hay coherencia entre la ley islámica y las leyes que rigen el universo, todo pertence a Un solo origen, Allah.

Esta es una clara señal que demuestra que el Islam es el auténtico Din, que provee a la humanidad de un punto de vista coherente con las leyes naturales del universo, que non hacen más que expresar la voluntad de Allah.

      

 



domingo, 24 de marzo de 2013

Ramadán y la Realidad:




   Si somos capaces de superar el ayuno, podemos, sin duda, alcanzar las metas que nos propongamos. Y esa es la gran enseñanza.

   En realidad, si lo pensamos con detenimiento, el Islam entero se basa en la confianza de la fuerza en la voluntad humana: los musulmanes son formados en la conciencia clara de que el ser humano existe para actuar, para ser y para hacer, para conquistar metas y alcanzar cumbres.

   Solo el desarraigo de las geraciones actuales está haciendo olvidar a los musulmanes estas esencias de su Islam, y es un desarraigo planificado para rendirlos ante pseudo-"dioses" que nuestros antepasados jamás hubieran aceptado... Quien ‘ayuna’ de pseudo-"dioses", quien se abstiene de ellos, quien los deja atrás, avanza en el Tawhîd, se adelanta hacia Allah evitando la idolatría invisible: la arrogancia, la adoración de nosotros mismos.

   Y esta lucha interior es perfectamente simbolizada por este mes de Ramadán, en el que privamos de alimento a nuestro egoísmo.


Efectos del Ramadán


Ramadan Karim: en español, generoso Ramadán. Generoso, porque a través del ayuno en este mes podemos conocernos a nosotros mismos, nuestros límites, nuestros objetivos, nuestro carácter, qué llevamos dentro realmente, qué cambiar, en definitiva: Conocernos a nosotros mismos. Además de toda la baraka (bien oculto) y ventajas trascendentales que comentaremos más adelante en el blog.
 

 

   A lo largo de este mes, la sensibilidad se acrecienta y es algo fácil de notar: estamos más excitables, para bien y para mal, y eso es bueno. Debemos prestarnos atención durante este mes en el que todo es revelado ya que Ramadán es generosidad, es oportunidad para descubrirnos a nosotros mismos: nuestro carácter más recóndito se nos muestra, quien aprovecha su ayuno sale de Ramadán con una idea mais clara de lo que él mismo es y de lo que debe hacer para mejorar como ser humano.

   Es como el ejercicio que agota pero fortalece, nos cansa pero a la vez comunica vigor y energía al cuerpo. Ramadán es un obsequio porque nos da mucho más de lo que nos quita.

   Privando al cuerpo del alimento, se alimenta la voluntad de cientos de millones de personas que ayunan con nosotros, sea cual sea su condición (pensemos en miles de personas que viven en desiertos de temperaturas extremas, países en guerra, nuevos musulmanes en Europa…) y superan las dificultades porque en ellos hay algo poderoso. . .  y esa voluntad es capaz de trastocarlo todo. Tenemos en nosotros el germen de lo que podría trasformar nuestra realidad y conducirnos a donde queramos.

No es un ayuno cuyo motor es "limpiar la conciencia de culpa", ni para buscar una quimera, ni es un refugio para disimular carencias. El ayuno es un acto de poder, de sabiduría, de profunda espiritualidad transformadora, de conquista, el mes de la victoria no para practicar el ascetismo, sino para trasformar y para ser capaz de trasformar, como el Profeta y sus Compañeros. (La Paz sea con todos ellos).

Los orígenes del ayuno

El ayuno de los cuarenta días de Jesús en el desierto es un reflejo que nos indica que el ayuno de un mes junto con días voluntarios a mayores fue practicado por otros profetas antes de la venida de Muhammad (Paz y bendiciones sean con él).

   El ayuno no es un invento nuestro, sino una práctica común de la humanidad, es continuidad.

   Es la permanencia del sentido de la espiritualidad de la humanidad. Los musulmanes no pretenden poseer una ‘religión original, nueva o exclusivista, como si fuese una moda, sino que practicamos una espiritualidad que hunde sus raíces en los ‘orígenes’. Y el ayuno simboliza lo más sencillo: la actitud del ser humano que lo abandona todo para ‘proponerse’ únicamente a Allah.

  Esencialmente íntimo, es un puente entre el corazón y Allah que nadie ve, puesto que no tiene forma alguna. Conocer a Allah es despertar a Él, e irnos dando cuenta de que jamás estuvimos lejos de Él porque Él está más cerca que nosotros que nosotros de nosotros mismos: Él lo sostiene todo.

Ramadán, cuarto pilar del Islam



Ramadán es el nombre del noveno mes del año lunar. Durante él, los musulmanes hacen el ayuno rigurosamente desde el alba hasta el ocaso.

Esta tradición tiene su origen en la práctica del Profeta (s.a.s.), y es anterior incluso á Revelación coránica. En realidad, ayunar fue el revulsivo que provocó la irrupción de lo trascendente en la vida de Muhammad (s.a.s.). Él había desterrado de su corazón la idolatría: insatisfecho con los ídolos de su tiempo, se encaró decididamente a la búsqueda de lo Real, de lo verdadero, y adoptó el hábito de retirarse todos los años a una cueva llamada Ghar Hira, en un monte próximo a la Meca, durante todo un mes, el mes de Ramadán. Interrumpía de este modo su actividad cotidiana: en la cueva esperaba, con entrega absoluta, con actitud receptiva, al Señor de los Mundos. Su suprema atención la simbolizó con el ayuno. La respuesta de la Realidad Absoluta fue el Corán. Con nuestro ayuno, los musulmanes celebramos la revelación del Corán.

Ramadán es vivido por los musulmanes como rememoración del momento cumbre en el que es anunciada la iluminación de Adán, Abraham, Moisés, Jesús y finalmente en Muhammad de una vez para siempre. Se hace presente este acontecimiento repitiéndolo anualmente con el ayuno, imitando así al Profeta Muhammad (Paz y bien sea con él) quien se retiraba a la cueva de Hirâ, en las proximidades de la Meca, y ahí orientaba todo su ser hacia Alah, hasta que le comenzó a ser revelado el Corán.

 
Por tanto, resaltamos que el ayuno, muy lejos de ser un "no comer y no beber", es:

- Una práctica anterior a Muhammad, practicada por todos los profetas.
- El revulsivo que provocó la irrupción de lo trascendente en la vida de Muhammad.
- Encararse decididamente a la búsqueda de lo Real.
- Un hábito que genera una actitud receptiva ante la realidad. (Muy importante).




sábado, 23 de marzo de 2013

Zakat, el derribamiento del ídolo supreo



Allah nos puso a prueba al establecer este Pilar do Islam. Con ello el musulmán demustra que ama
a Allah más de lo que los hombres comunes aman al dinero, el supremo ídolo de todas los tiempos.

Allah nos impuso regalar parte de lo que más nos ata (los bies materiales) como signo de amor a Él. El desprendernos voluntariamente de parte de lo que ganamos, hace que coloqueos a Allah por delante de todo.

Además, al hacerlo nos liberamos de la acusación de avaros, una de las cualidades más viles y extendidas entre los seres humanos. El Çakât nos eleva por encima de la  avaricia. Y, también, al cumplir con el Çakât, damos a Allah las gracias por los bienes  con los que no enriquece.

El Çakât es un acto de Shukr, de gratitud, porque al obedecer el mandato de Allah reconocemos implícitamente que todo es suyo y que Él nos lo dio pero que no deja de pertencerle.

Esto nos permite un desapego que nos  sumerge en el Tawhîd, en la Unidad que rige toda las cosas.

Zakat: la cultura de la generosidad



El que trabaja para dar, el que aprende para enseñar, el que se ofrece voluntario para lo que los demás rechazan, el que no permite que nadie sea desatendido, el que limpia las mezquitas, aquel con el que todo el mundo cuenta, ése es el señor de los musulmanes.

Rasûlullâh (s.a.s.) dijo en cierta ocasión que quien es señor o dueño de la gente es el que está a su servicio.

El que los demás dependan de ti para lo que sea te convierte en indispensable. Y el que responde a esa expectativa es el generoso, el que merece la mejor consideración.
Y todo ello porque así se está a participar en el moviemento del cosmos entero y se es agente y protagonista de la realidad.

El zakat y la baraka (el bien oculto que existe en cada cosa)

 
Como indicamos anterormente, la cantidad establecida que se paga se le llama Zakat, porque purificar la riqueza de la cual se extrae la baraka. Este es el significado en la lengua árabe de la palabra Zakat.

Del mismo modo que purifica la riqueza, purifica también a los propietarios de la riqueza de la tacañería y de la codicia. Y purifica igualmente a los pobres de experimentar envidia o rencor contra los ricos.

"Toma de tus riquezas sadaqat para purificarles". (Corán).

El zakat, prueba del Islam

 
 
El Islam quiere hacer de nosotros hombres y mujeres generosos, que den sin esperar recibir, que se expandan sin verse como centros de nada, que sean constructores de algo grande, que participen en los cimientos del universo.

Eso es el Islam en su esencia y quien no lo comprende puede imitar los gestos del musulmán pero no puede serlo.
 
El Islam es algo profundo, tremendamente profundo, y en su centro está el Çakât como foco de la aspiración de cada musulmán, el superarse a sí mismo y en la hermandad con todos en Allah Uno-Único.

Cuestiones importantes al da el Zakat

 
Una cosa importante, es que no puede haber ninguna pretensión.
 
Al entregar el Çakât, el musulmán cumple con algo obligatorio. No es un gesto de caridad por el que pueda presumir ni echar nada en cara a nadie. Por ello, se aconseja la discreción de modo que el musulmán se evite a si mismo toda arrogancia o altanería.

Pero si teme que se sospeche que no entregó el Çakât no es malo que lo haga públicamente, porque ello animará a los demás y así se difunde el bien. Solo en este caso se recomienda que se haga público su Çakât, si sirve de modelo para alguien.

El musulmán de entergar de lo que posee, lo mejor y lo más noble. Rasûlullâh (s.a.s.) dijo que Allah es bello y no cacepta más que lo bello.
Aunque se esté poniendo en manos de los necesitados, el Zakat es algo que se entrega a Allah, y esto debe ser tenido en cuent por e que lo da: lo que ofrezcamos a Allah es lo que encontraremos tras la muerte.
 
No debe jamás considerar que lo que da es demasiado o mucho. Al contrario, debe creer que es poco lo que entrega por Alah a los demás.
 
Se dijo que una acción es meritoria cuando cumpre tres condiciones: cuando no es tenida mucho en cuenta por quien la realiza, que la haga pronto y que la sepulte en el anonimato.

viernes, 22 de marzo de 2013

El tercer pilar del Islam: el Zakat



   No se trata de una "limosna", es una obligación y un deber social, además de una educación. Puesto que todo lo que uno posee pertenece a Allah, a los necesitados les corresponde una parte de las posesión e ingresos de uno y tiene derecho a reclamarlo.

  El Zakat se corresponde con el 2,5 por ciento de los ahorros de un año. Esta cantidad establecida por el Islam como suficiente para mantener la justicia social y abastecer a los necesitados. Así, en tiempos de Muhammed esta cantidad de dinero por persona hizo posible que en la ciudad de Medina (ciudad-estado modelo para los musulmanes, como veremos más adelante) no existía la pobreza y las necesidades de todas las personas de dicha ciudad estuviesen cubiertas.

   Existen numerosos casos históricos que demuestran la eficacia de este pilar: por ejemplo, durante el gobierno de Omar ibn Abdelaziz, toda la extensión del territorio islámico no conocía la pobreza, todo el excedente fue donado a reinos no musulmanes puesto que el mundo islámico tenía perfectamente cubiertas sus necesidades, hasta los animales salvajes abandonados fueron abastecidos a través del correcto cumplimiento del Islam.

   Como dato de curiosidad acerca de este pilar del Islam, una organización británica no musulmana hizo un estudio acerca del Zakat y llegó a la conclusión de que si el Zakat es cumplido por la totalidad de los musulmanes, la cantidad de dinero sería suficente para terminar con la pobreza de toda la Tierra. (Hay más de 1.500 millones de musulmanes en el mundo y la cifra va en aumento).




Por tanto, el zakat no es caridad, non nos pertenece. El que recibe el zakat no debe dar las gracias a quien lo da, es el que lo da el quien debe dar gracias por entrar a alguien que lo necesita, pues se le ha permitido cumplir con su deber. La obligatoriedad del Zakat es un principio claramente establecido en el Libro, en la Sunnah y por consenso de los musulmanes.

Es una de las obligaciones indisputables del Islam. Y fue mencionado unas treinta veces junto a la oración en el Libro de Allah.

Quien cumple con el Salat y no paga el Zakat, teniendo la riqueza que lo hace obligatorio, se equivocó en su conducta y tomó el camino erróneo en su búsqueda de Allah.

Y no alcanza la realización de la ubudiya, es decir: la sumisión y sometemiento sincero a la Voluntad del Único. Pues el Islam no puede dividirse y seccionarse y no es válido ni aceptado ningún otro gasto si no se cumple con lo obligatorio del Zakat.

Ayudas, donaciones, impuestos, etc., todas ellas son formas de gasto que no justifican el abandono del zakat ni suprimen su obligatoriedad. Un Estado de la actualidad -de mayoría musulmana o no- tiene objetivos exclusivamente materiales. Es destinado al presupuesto de gasto general, y no tiene ningún objetivo trascedente.

Y esos impuestos pueden alterarse, pueden suprimirse y pueden rebajarse o subirse. Sin embargo, el zakat es ‘ibada, adoración del Creador y tiene además, entre otros objetivos, aliviar la pobreza y contribuir a su eliminación.




Por tanto, debemos distinguir entre el Zakat e a Sádaqa:

El Çakât debe entregarse anualmente y consiste en un porcentaje concreto sobre bienes concretos, aplicando sus normas a la realidad de cada tiempo y según las circunstancias cambiantes.

Pero el musulmán no debe limitarse al Çakât: siempre que pueda debe ayudar a los demás dándoles de lo que tienen.

Se llama sádaqa (ayuda) a los çakâts voluntarios. Un musulmán no debe ser desatento ni vivir sin saber de los problemas de los demás.

Al contrario, verdaderamente el musulmán lo que no deja es de solucionar problemas, ser cobijo para las gentes.

Y en eso es en lo que realmente debemos crecer. La espiritualidad indolente y anodina de los eremitas no es islámica.

 


 

jueves, 21 de marzo de 2013

Duaa, o pedir a Allah


















Habiendo terminado el Salat, el musalli, aún sentado, alza sus manos hacia el cielo del que descendió y en el que contemplo la grandeza y la nobleza de Allah, entonces está en disposición de hacer el Du'á. Pide a Allah, se vuelve hacia Él y espera que la rectitud siga guiando su vida y la de todos los musulmanes.

Se le ordenó hacerlo: invocar a Allah, solicitarle su Rahma, su bondad sin límites, y su Mághfira, su disculpa con la que evita al ser humano los males que poden dañarlo, y se reafirma en su carácter de pobre (faqir) ante Allah.

No vuelve del Salat con soberbia, sino que su retorno es reencuentro con su calidad humana. Por eso dice el Hadiz que el Du'á es "el cerebro de la Ibada", es haber entendido el Salat en toda su dimensión.


Yulus o posición sentadaa de rodillas



Tras el Suyud, el buscador se sienta.

Vuelve del mundo de Allah a su mundo, a nuestro mundo. Pero ya su Nafs (ego) es distinto, fue apaciguado, se volvió sabio.

No vuelve a la postura erguida del yo, sino a la del que está sentado, posición intermedia entre el Qiyam (de pie) y el Suyud (arrodillado con la frente en el suelo). En el Corán está escrito que Allah dice:

"Oh, Nafs (ego) que estás en calma, entra en Mi Jardín".



El musulmán aspira a ese conocimiento, a esa sabiduría que hace de él un ser con una calma interior inquebrantable. El ego ya no le agita, no lo hace insolidario, no lo aísla del universo.

Pero tampoco es un anacoreta aislado, no abomina de lo creado por Allah. Por eso concluye el Salat dirigiendo un saludo de paz (salam) a ambos lados, volviendo transformado a su mundo cotidiano.



Suyud, la puerta de la luz



Finalmente se prosterna, cayendo de rodillas y llevando la frente a suelo.

Es el momento cumbre del Salat. El musulmán se adentró en el Mundo de la Realidad. Perdiendo su Nafs, sus referencias, y ya sólo existe Allah. No hay más apariencias sino la Verdad desnuda.

Un relato cuenta:

Un buscador llegó a las puertas de Allah. Llamó, y desde dentro le preguntaron: 

"¿Quién es?".

Respondió:  "Yo".

Y se le dijo: "Aquí no cabemos los dos".

Al cabo de los años volvio el peregrino, de nuevo llamó, y la misma voz le preguntó:

"¿Quién es?".

"Tú", respondió.

 
 Y entones se le dejó entrar.

Ruku o inclinación:

Seguidamente el musulmán se inclina. La vida del musulmán es un camino, una vía (en árabe,Tariqa), la senda que sigue en su afanosa búsqueda, en su entrega espontánea a la Trascendencia.

Si los Ajlaq (buenos modos) tienden a hacer del muslim un ser sociable, inmerso un colectivo, afilando sus rudezas y elevando sus méritos, la Tariqa (camino) doblega su ego ante Allah mismo. La Tariqa le niega el ego, lo somete a la voluntad de Allah, le va haciendo sabio.

Con el Ruku, el musulmán simboliza su abandono absoluto en la inmensidad de Allah. Durante esta inclinación dice:

"Subhana Rabbi al-'Adim". (Exaltado sea mi Señor el Inmenso).

Va perdiendo de vista al mundo, a sí mismo, y se arroja sin nada al mar de la Unidad, donde no hay orillas ni clavos a los que aferrarse, sino solamente a la Presencia de Allah...



Árbol con un asombroso parecido a un musulmán hacienndo Ruku, y curiosamente apuntando hacia la Meca.

Qiyam: de pie frente a Allah


El Salat empieza de pie. En esta posición, a la que se llama Qiyam, se recitan fragmentos del Corán.
El Nafs es un concepto islámico con el que se da un nombre general al conjunto de los rasgos psicológicos que individualizan al ser humano.

Si el Ruh (aliente divino en el hombre, "espíritu") es su dimensión universal, el Nafs hace de él un ser concreto y singular: lo separa de la creación, lo distingue de sus semejantes.

El Nafs preside la vida propia de cada ser humano y genera el concepto que tiene de sí mismo como entidad persoal. Es el Yo, que cuando se pervierte es el Ego.

El Nafs como ego es un veneno mortal; hace del hombre un ser insolidario, egoísta, avaro, cobarde, interesado, lo arrastra a los más perversos crémenes, los hunde en los vicios más deplorables.

En cierto modo, el Salat es un ejercicio para doblegar el Nafs y acabar convirtiéndolo en un "yo" que, sin renunciar a su conciencia, tiende puentes hacia el Ruh.

Por ello, el Salat comienza con una postura, el Qiyam, que simboliza la manifestación ideal del "yo": es el hombre como tal que se coloca erguido ante su verdadero Señor y comienza a renunciar al egoísmo sumergiéndose en el océano del Corán, el Libro del Todo.

El Nafs es dulcificado por la adopción de cualidades elogiables (Ajlaq); con ellos se retoma a su naturaleza primigenia (Fitra). Los Ajlaq consisten en actuar recta, juiciosa y justamente.

Se trata de asimilar la natureza de la Verdad, materia prima con la que Allah creó la existencia; el Corán al-Karim ens
eña que Allah lo creó todo con la Verdad. Ajustarse a la Verdad, esencia del mundo, es hacerse musulmán. Por eso hay que educar al Nafs en las cualidades de la verdad; evitará así la mentira, la calumnia, la envidia, el rencor, la intolerancia, la traición... y se fomentará en el ánimo sus contrarios.

De este modo es como se va creando una individualidad virtuosa y fuerte que no se ajusta meramente a una moral, sino que busca los significados de Allah.



miércoles, 20 de marzo de 2013

El musulmán frente a Allah


 



Para el musulmán, Allah no es algo ‘concreto’: no se trata de un ‘objeto’ ofrecido a sus reflexiones.

No acude con sus fantasmas, sino que los deja atrás, muy lejos, olvidados en el mundo de las quimeras, y ante su Señor claudica sin más, buscando compromisos en la raíz de la Verdad que lo hace ser en cada instante.

No se presenta con armas, ni con herramientas, ni con adornos, ni se contenta con sucedáneos ni se escuda tras subterfugios. No quiere consuelos. Busca al Real, al Verdadero, al Absoluto, y para eso solamente tiene un gesto supremo: doblegarse a Él.

Se deshace ante su Creador, se "deja hacer y rehacer" por su Señor.

Esta es la actitud espiritual del musulmán criado en la autenticidad del Islam de nuestras raíces. En su actitud exterior es idéntico, y su cuerpo mismo refleja y complementa esa ‘tendencia’ hacia Allah, completándose debidamente al círculo de lo perfecto.



Takbir o el comienzo del Salat:





Llegado este momento, el musulmán está preparado para comezar el Salat. Entonces alza las manos a la altura de la cabeza, diciendo: "Allahu Akbar" (lo cual sugiere que todo gira por orden de Allah y Él es más Grande). Esta frase se conoce con el nombre de Takbir.

Entra así un espacio y un tiempo diferetes. Con la ablución (Wudu), se accede al espacio de la Pureza con la que el ser humano está preparado, dando su primer paso. Con el Takbir ya está en presencia del Señor de los Mundos.

Desde ese momento hasta que acaba el Salat, no puede prestar atención ni dedicación a ningún otro asunto. El Salat le exige absoluta presencia: es indispensable que mientras dure esté en lo que hace con todo su cuerpo, su palabra y su intención. Se trata de un recogimiento íntegro. En ese momento debe estar sólo ante Allah y ausente a todos los demás.

Con pronunciación del Takbir, se sumerge en la contemplación de la grandeza de Allah. En la inmensidad de Allah todo está diluyéndose. Esta percepción de lo inmenso y de lo grande hace que toda otra realidad desaparezca del entendimiento del que está haciendo el Salat.

"Allahu Akbar", es una afirmación aparentemente interrumpida: "Allah es más grande que... cualquier cosa, cualquier pensamento, cualquier imaginación o idea". Todo es relativizado, se extingue y es absorbido en la nada con la simple mención de la Grandeza infinita. El mismo establecedor del Salat queda disuelto en ese espacio inconmensurable que ya no es ni espacio ni tiempo: él y toda la creación son pulverizados en el Dzikr, en el recuerdo de Allah. Todo desaparece, sólo Allah permanece.

Es así como se inicia el proceso en el cual se retiran los velos que antes le impedían tener una visión verdadera: el Salat lo asoma a la Unidad que da forma a la existencia entera, a la Unidad real que todo lo sostiene y a todo le da sentido.

Por otra parte, "Allahu Akbar" es el grito con el cual los musulmanes se oponen a toda tiranía, a toda injusticia, a toda usurpación. EL Takbir les da confianza en sí mismos porque lo iguala todo; es conciencia de que todas las criaturas están situadas en un mismo nivel ante su Creador, ante su verdadero Señor. La grandeza de Allah nos sitúa en un mismo entendimiento de la vida, ofreciendo la visión de una realidad en la que todos participamos en la misma medida, de que formamos parte indisoluble, iguales porque somos el fruto de un mismo acto creador. Cualquier usurpación de la Grandeza de Allah es decididamente combatida por los muslumanes, y ante ella caen los reyes y los tiranos. Sólo Allah es Grande.


Divulgado despectivamente en occidente como "Alá es grande", Allahu Akbar es la frase de quien ha percibido que todo pertenece a un mismo principio Creador, y que solamente se debe centrar la atención en la esencia de la Realidad y no en las apariencias, aunque se nos presenten de forma intimidante.

martes, 19 de marzo de 2013

La orientación o "QIBLA"



Tras el Wudu, el musulmán entra en la mezquita. En ella, un nicho (el mihrab) indica la dirección de la Meca, hacia donde se hace el Salat. Concretamente hacia la Kaaba, centro y eje del mundo.

¿Por qué centro y eje de mundo?

Acerca de la importancia de la Kaaba hablaremos en el artículo dedicado a la Peregrinación a la Meca, sin embargo adelantaremos algo: En primer lugar, ¿que es la Kaaba?

Es un templo. Un templo para hacer Salat al Exteriormente Manifiesto e Interiormente Oculto, a la Esencia Única que configura la Realidad Eterna. Al Dios de todos. No es un "cubo negro" que "se adora". Todo lo contrario, tal y como demostraré más adelante. Veamos su historia:

1.- Fue creada por Adán, el primer humano sobre la Tierra. Tras un catástrofe desapareció.
2.- Fue recuperada por Abraham y reconstruída por el y su hijo. Los habitantes de sus alrededores (de raza árabe, pero de miles de años antes de la aparición del profeta) la llenaron de estatuas, ídolos y la usaron de vínculo intertribal y símbolo de su nacionalismo.
3.- El Profeta Muhammad la limpió de ídolos, estatuas y la devolvió a la pureza de Adán y Abraham. Volvió a ser el símbolo del corazón de todos aquellos que declaran la Unidad y Unicidad de Allah.
 
Una vez más queda patente que "mahoma" no inventó un "culto árabe" sino que Muhammad (la Paz y bendionaes sean con él) recuperó la manera vivir traída por otros profetas, en este caso de Abraham, a su realidad original: su sentido unitario y universal. Precisamente fue Muhammad quien borró la idolatria para siempre. 
 
Si bien cuando fue creada la Kaaba, por su tamaño, alojaba a Abraham, a su hijo y a alguan gente más. Con los árabes pre-islámicos algunas veces, a parte de la gente de la Mecca, la podía visitar alguna tribu de los alrededores. Con la aparición de Muhammad y su mensaje, la Kaaba y el mensaje de Abraham se extendieron a otras dimensiones:
 
En la Kaaba caben tres personas, en los alrededores algunos cientos, pero con la venida de Muhammad, el Conocimieto de Dios ha sid tan pleno y certero que actualmente  no pueden entrar en Arabia Saudí millones de personas al año porque ni la ciudad de Mecca ni los alrededores dan a basto ante tantos buscadores.
 

En la primera época de su misión profética, Muhammad (s.a.s.) y los musulmanes orientaron su Salat hacia Jerusalén (al-Quds). Con ello fueron depurando sus sentimentos hacia la Kaaba... Se devolvió a la Kaaba su sentido primigenio, eliminando de ella todo vestigio de idolatría.

Finalmente, descendió un signo del Corán que ordenó:
 
“Vuelve tu rostro hacia la Mezquita Sagrada (Al-Masyid-al-Harâm en Makkah). Dondequiera que estéis, volved vuestros rostros hacia ella...” (2:144)
Por tanto se dejaron de orientar hacia Jerusalén (como los judíos) ni se volvieron hacia el sol naciente (como los romanos), sino hacia una direccion universal: la de Abraham, el "Hanif" (que tiene fe intuitiva unitaria), el muslim (el entregado de donde derivala palabra ISLAM. (Corán; capitulo 3, verso 69).

El Corán enseña que todos los pueblos tienen una orientación; tienen definida una meta hacia la que están dirigidos. Allah está en todas esas direcciones: "Hacia donde vuelvas tu rostro, allí está la Faz de Allah". (Corán 2, 115). Este sentido absoluto de la trascendencia es lo que integran en sí mismos los musulmanes al volverse hacia la Casa Antigua que erigió Abraham (a.s.) el Hanif, o unitario, el que fuera antes que los judíos, que los cristianos, antes que cualquier otro fecho religioso.

Volver la mirada hacia la Mezquita de la Meca es renunciar a cualquier idolatría posible entre el hombre y su Señor. La Noble Kaaba alude al corazón mismo del Universo, su eje alrededor del vértigo da existencia.
 
 

La ablución o "WUDU"




No se accede bruscamente al Salat. Previamente el musulmán realiza unas abluciones, como anuncio de su deseo de entrar en un estado diferente, en un recinto diferente, reservado a los buscadores: la Presencia de Allah, donde todo se une y se armoniza.

El Islam es cultura del auga y la pulcritud. El agua, símbolo del principio vital, del origen de la vida y también de sabiduría, es el elemento con el que los musulmanes a la vez que purifican sus cuerpos e interiorizan su significado.

El
Corán insiste en que la Bondad de Allah se manifiesta en la lluvia, que da vida a la tierra muerta, al igual que el saber que comunica a los hombres de la vida a sus inteligencias.

La
civilización musulmana mostró un enorme respeto hacia el auga, creando ingeniosos medios de irrigación, haciendo de ella adornos de sus jardines, aprendiendo de su murmullo. El wudu (o ablución) es uno de los homenajes del Islam al auga.

La palabra Wudu tiene su raíz en la noción de "daw", luz. El musulmán se lava las manos, la boca, la nariz, la cara, los brazos, el pecho, las orejas y los pies: da luz a sus gestos, a sus palabras, a sus apetencias, a su rostro, a su determinación, a lo que presta atención sus oídos y a la dirección de sus pasos).Y el agua pura cumple esa función simbólica que lo restituye en su origen. El verdadero musulmán entra así en la mezquita predispuesto al Salat.




Se presenta ante Él tal y como es, libre de lo que no es en su propio ser, en su propia naturaleza. Es decir, iluminado con lo que él mismo es, con el agua como símbolo y sello de toda la sabiduría de Él en los seres vivos:

"Y Allah creó a todo ser vivo a partir del agua" (Corán 24, 45)
 
Da más intensidad a sus percepciones, lo hace más receptivo, más sensible. El agua de la vida y del saber le dispone completamente a su Señor. La pureza del agua lo invita a una comunicación directa con la Existencia.

Cuenta un hadiz que un día comenzó a llover; el Profeta (s.a.s.) salió de su casa y se expuso al
auga. Entonces, al verlo sus compañeros, lo llamaron para que se guardara junto a ellos. El rechazó
la invitación alegando que le gustaba exponerse a la lluvia porque así "recién había brotado de junto Allah".

La llamada o "ADZAN"




Desde todas las mezquitas del mundo, el muazzín anuncia el principio de cada uno de estos momentos.

El Islam escogió la voz humana como medio para convocar a los hombres: no es amante de estridentes campanas ni de cuernos estruendosos. El home llama al hombre, lo requiere para la asamblea necesaria, en la que la trascendencia protagoniza la reunión.

Desde el alminar, con voz poderosa, el muazzín proclama la absoluta grandeza de Allah y su Unidad por encima de cualquier concepto o imaginación, la constitución de la comunidad musumana por
Muhammad e invita a todos al Salat y al triunfo.

Es una llamada grandiosa al encuentro del hombre con su Creador, una invitación a fundirse en la Comunidad de los unitarios, a hacer de ese acto de unidad el reconocimiento de que todo es uno ante el Uno-Único.

"AWQAT" o los momentos del Salat





Cada uno de los cinco Salat tienen su instante. Nadie los dicta. El Salat está regido por los ritmos de la naturaleza, cuyo motor es Allah. Cada momento del Salat indica un cambio en la sucesión del tiempo, como si fuese una especie de espejo de la intervención de Allah. En la transformación de las cosas se intuye la fuerza que gobierna el universo, expresándose con claridad.

PRIMER SALAT (FAYR):
Cuando va a salir el sol al amanecer, es el momento del nacimiento de la vida material y espiritual: el momento del amanecer de la vida mundanal marcado por la salida del primer destello de luz solar que desgarra las tinieblas de la nada. Y en esta realidad que vemos, se nos insinúa el carácter primaveral de una enseñanza luminosa: es el momento del primer salat. Se llama "Fajr" y marca el inicio de la actividad diaria en los hombres.

SEGUNDO SALAT (DOHR):
Al mediodía solar, cuando el sol está en su cénit, como verano y juvented de las criaturas llenas de energía, el sentido de la luz al amanecer se muestra en su forma más plena, en su realización perfecta. El musulmán establece entonces su segundo Salat, el "Dohr". Es el instante de la plenitud de la luz, cuando lo abarca todo, cuando la iluminación empieza a completarse.

TERCER SALAT (ASR):

A media tarde, cuando la sombra de algo es igual a su tamaño, nos encontramos en un momento semejante al otoño y su madurez. Como si fuera la edad de los Profetas, el momento de la sabiduría. Es el momento del sello Muhammadiano, el momento de romper con los ídolos y afrontar lo real. Es el momento en que el musulmán realiza el "Asr", el Salat central, como dice el Corán.

CUARTO SALAT (MAGRIB):
En cuarto lugar está el Magrib, la puesta del sol: el fin del día como signo de la muerte que se apodera de todo, el momento en que se entra en la tumba. Es un anuncio, y por eso tiene un momento estricto. Antes de la definitiva desaparición de la luz, hay una oportunidad para el despertar al sentido profundo de la aniquilación. Es un momento radical, último, es una ruptura. Es el momento en el que el musulmán hace el cuarto Salat, el Magrib.


QUINTO SALAT (ISHA):

Finalmente, aparece el momento de la oscuridad, suavizado por la luz de las estrelllas. La oscuridad es como un sudario negro, aunque la noche (al igual que el día con el verano) tiene relación con el invierno, sudario blanco de nieve y estrellas. Piensa en los símbolos que nos ofrece la realidad: todo se repliega ante Allah, el Poder Reductor que lleva a la soledad de la tumba. Y es la parte del tiempo que delata al ser humano en su necesidad de Allah, por eso la noche es recogimiento ante el Señor de los Mundos, la vigilia de los profetas. Es el momento en el cual los musulmanes hacen el "Isha", que auncia en el comienzo del descanso nocturno.


Los musulmanes observan escrupulosamente estos momentos, los aprenden de la observación. Adquieren la agudeza del que observa la naturaleza, la reconoce y la respeta. Non son horarios arbitrariamente establecidos, van cambiando diariamente según la posición do sol, reflejando la radiante voluntad de Allah.


   

Introducción al Salat


 
¿Qué es el Salat?
 
   Salat, es un término coránico que procede de uo verbo "SALLA": "abrasarse, consumirse...en Allah", es decir, el musulmán en esos momentos se intensifica en su enfoca hacia la trascendencia. ¿Por qué?
Ante la Esencia que sostiene la existencia, ante esa manifesación de Vida y Misericordia que hace posible la vida y llena con Su Luz la no-existencia, ante el Clemente, el Misericoridoso, ante la Bondad Suprema, ante Quien merece los más bellos Nombres, ante el Creador y Sostentor de la Realiad, el musulmán hace lo único que se puede ante Su Presencia: entregarse, tanto interior como exteriormente.
 
La radical dirección unitaria que tiene el Islam, es el punto de partida del cual debemos comezar a analizar esta cuestión. No se trata del "monoteísmo" de quien "cree", no en varios dioses sino sólo en uno. No. Allah no es una segunda persona a la cual dirigirse. No es un concepto a pensar, es Quien hace volver al ser humano a su verdadera natureza: el ser humano solamente se rinde ante Quien todo se rinde, al Creador y Sustentador.

El resultado es una experiencia completamente distinta a la de "oración" o súplica buscando algo. (Suplicar es hacer "duaa" es otro tipo de práctica de la cual hablaremos más adelante, un poco más parecida a lo conocido como "oración", pero no es Salat). El Salat es la manifestación exterior e interor del rechazo a la idolatría y por tanto, la señal de ue se está en camino hacia la verdadera iluminación.

Exteriormente, con sus gestos describe una total entrega a Allah. Preferentemente en colectivo, expresa la voluntad de construir una Comunidad basada en la experiencia unitaria que erradica completamente a los ídolos, en un proceso que honra al ser humano y le hace comprender su esencia.

 
Interiormente, a efectos prácticos, el salat educa, tal y como hace el Corán, elimina la torpeza y la brusquedad del ser humano, es decir, lo hace sutil, cuidadoso, respetuoso.

El Salat tiene unha forma estricta y unos momentos precisos. Su forma y sus momentos son respetados por todos los musulmanes del mundo. ¿Por qué?
 
Lo veremo en la siguiente entrada, sobre lo momentos del Salat.