Una cosa importante, es que no puede haber ninguna pretensión.
Al entregar el Çakât, el musulmán cumple con algo obligatorio. No es un gesto de caridad por el que pueda presumir ni echar nada en cara a nadie. Por ello, se aconseja la discreción de modo que el musulmán se evite a si mismo toda arrogancia o altanería.
Pero si teme que se sospeche que no entregó el Çakât no es malo que lo haga públicamente, porque ello animará a los demás y así se difunde el bien. Solo en este caso se recomienda que se haga público su Çakât, si sirve de modelo para alguien.
El musulmán de entergar de lo que posee, lo mejor y lo más noble. Rasûlullâh (s.a.s.) dijo que Allah es bello y no cacepta más que lo bello.
Aunque se esté poniendo en manos de los necesitados, el Zakat es algo que se entrega a Allah, y esto debe ser tenido en cuent por e que lo da: lo que ofrezcamos a Allah es lo que encontraremos tras la muerte.
Se dijo que una acción es meritoria cuando cumpre tres condiciones: cuando no es tenida mucho en cuenta por quien la realiza, que la haga pronto y que la sepulte en el anonimato.
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