Llegado este momento, el musulmán está preparado para comezar el Salat. Entonces alza las manos a la altura de la cabeza, diciendo: "Allahu Akbar" (lo cual sugiere que todo gira por orden de Allah y Él es más Grande). Esta frase se conoce con el nombre de Takbir.
Entra así un espacio y un tiempo diferetes. Con la ablución (Wudu), se accede al espacio de la Pureza con la que el ser humano está preparado, dando su primer paso. Con el Takbir ya está en presencia del Señor de los Mundos.
Desde ese momento hasta que acaba el Salat, no puede prestar atención ni dedicación a ningún otro asunto. El Salat le exige absoluta presencia: es indispensable que mientras dure esté en lo que hace con todo su cuerpo, su palabra y su intención. Se trata de un recogimiento íntegro. En ese momento debe estar sólo ante Allah y ausente a todos los demás.
Con pronunciación del Takbir, se sumerge en la contemplación de la grandeza de Allah. En la inmensidad de Allah todo está diluyéndose. Esta percepción de lo inmenso y de lo grande hace que toda otra realidad desaparezca del entendimiento del que está haciendo el Salat.
"Allahu Akbar", es una afirmación aparentemente interrumpida: "Allah es más grande que... cualquier cosa, cualquier pensamento, cualquier imaginación o idea". Todo es relativizado, se extingue y es absorbido en la nada con la simple mención de la Grandeza infinita. El mismo establecedor del Salat queda disuelto en ese espacio inconmensurable que ya no es ni espacio ni tiempo: él y toda la creación son pulverizados en el Dzikr, en el recuerdo de Allah. Todo desaparece, sólo Allah permanece.
Es así como se inicia el proceso en el cual se retiran los velos que antes le impedían tener una visión verdadera: el Salat lo asoma a la Unidad que da forma a la existencia entera, a la Unidad real que todo lo sostiene y a todo le da sentido.
Por otra parte, "Allahu Akbar" es el grito con el cual los musulmanes se oponen a toda tiranía, a toda injusticia, a toda usurpación. EL Takbir les da confianza en sí mismos porque lo iguala todo; es conciencia de que todas las criaturas están situadas en un mismo nivel ante su Creador, ante su verdadero Señor. La grandeza de Allah nos sitúa en un mismo entendimiento de la vida, ofreciendo la visión de una realidad en la que todos participamos en la misma medida, de que formamos parte indisoluble, iguales porque somos el fruto de un mismo acto creador. Cualquier usurpación de la Grandeza de Allah es decididamente combatida por los muslumanes, y ante ella caen los reyes y los tiranos. Sólo Allah es Grande.
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