Si los Ajlaq (buenos modos) tienden a hacer del muslim un ser sociable, inmerso un colectivo, afilando sus rudezas y elevando sus méritos, la Tariqa (camino) doblega su ego ante Allah mismo. La Tariqa le niega el ego, lo somete a la voluntad de Allah, le va haciendo sabio.
Con el Ruku, el musulmán simboliza su abandono absoluto en la inmensidad de Allah. Durante esta inclinación dice:
"Subhana Rabbi al-'Adim". (Exaltado sea mi Señor el Inmenso).
Va perdiendo de vista al mundo, a sí mismo, y se arroja sin nada al mar de la Unidad, donde no hay orillas ni clavos a los que aferrarse, sino solamente a la Presencia de Allah...
Árbol con un asombroso parecido a un musulmán hacienndo Ruku, y curiosamente apuntando hacia la Meca. |
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